lunes, 7 de julio de 2008

Brevedad de un loco en la brecha de un instante



Estoy de acuerdo, o es mi creencia la de la existencia de posibilidades diferentes e infinitas.
Elegimos... y creamos con eso esta realidad que nos rodea, continuamente, cada instante.
La posibilidad se transforma en Presente, en un regalo, en ahora, en lo que nos rodea, que es donde tenemos la posibilidad de seguir eligiendo.
Pero en nuestro afán de mantener la atención en un futuro o hasta en un pasado, nos vamos desligando del derecho de elección que tenemos... y comenzamos a ser efectos y no causantes de esta realidad. Dejamos de inconsciente nuestra capacidad de ser artistas.

Usar esos verbos inexistentes es referirse a ese afán de arrepentimiento, ilusión de pensar en una posibilidad inexistente, y no porque no puedas crearla, justamente, podes crearla, pero usando esa conjugación, la estás negando, estas presentando una posibilidad sin comprometerte con ella.
Así nos vamos haciendo dubitativos... y mientras nos dejamos llevar por el río de determinaciones... terminamos no siendo más que un ser determinado, presos, tal vez, de nuestra propia libertad.

ٲٷڌڠڝژړڒپسﻺﻸﻣﺻﺹﻡﯓﮞﮛﮙﯙﺌ
El tiempo impertérrito se agitó. Un silencio tempestuoso y todo se volvió. El segundo luego fue un instante y en la eternidad, aquel, se fundió. No queda rastro hoy de ayer. Mañana tampoco no devuelve el placer.
Una sonrisa que vaga nómada y explora, un canto alegre, danza y no equivoca. Un hombre se sedienta y dócil encuentra conformismo en su insatisfacción. Cuan errado el caminante que acostumbra e idealiza la obsesión.
La costumbre de aceptar la suplicia, de encadenarse a un disfraz. Hacerse de la realidad y validar a lo irreal. De aquello inocuo volcar sangre o ver dolor, a las manos del arte llenarlas de odio y en los ojos ver rasgada la magia con yermo y prisión.
De las grandes prisiones la más real es la venal ilusión de verse presa y no gran señor. Del frío hacerse daño y del calor tomar color. De las causas hacerse efecto, del efecto a la lección, somos respuestas del algún estimulo exterior. De apoco nos creemos el reflejo de la fachada cuando la portada es el relejo del interior.
Recurrimos a la duda para perder valor y en la desorientación razonamos un destino.

Y por adentro el tiempo impertérrito se agitó. Un silencio tempestuoso y todo se volvió. El segundo que duró la lucha y el ruido luego fue un instante y en la eternidad, aquel se fundió. Ahora, si, no queda rastro hoy de ayer y mañana hace años que no llega y en la espera lo he dejado de entender.



1 comentario:

Unknown dijo...

el tiempo que furioso atormenta un segundo no es más que un grano de arena escapándose de mi mano... y sin embargo ahí estoy desvaneciéndome en la misma mano que sostengo, yéndome conmigo y con la arena... y preguntandome preguntándole al mar hacia dónde iremos juntos...
(yo vivo de preguntar, saber no puede ser lujo)

un abrazo de fuego a estas hermosas palabras