miércoles, 27 de octubre de 2010



Un momento. Se ven sombras que apunta el sol, se escucha la música de creación humana, y no hay duda, es creación divina. Me encuentro sólo pero vago igual entre la sonrisa y la histeria. Converso y si exploto canto fuerte y bailo ahogado. Un momento. Se me llena de vértigo el tiempo, veo ansiedad donde había silencio. Caigo, caigo, sonrío que no haya suelo pero grito la inmensidad. Me queda chico el cuerpo si me quedo quieto. Un momento. Sigo, y ahora, sigo, y ahora, sigo. Gracias a la Gracia que me recorre, sangre que siento verdadera, sustanciosa me da la vida que quiero y la magia de moverme por el misterioso lugar donde mis manos hablan hasta llegar por un caminito a una forma más de lo mismo, a un rostro que antes estaba lejos. ¡Vos! ¿Me escuchas? ¿Por qué escribo? ¿Por qué leo? ¿Por qué se que estás ahí?


Me permito

Te tocaría la nuca para ver que estamos cerca, las orejas. Entraría por el aire que ahora respirás y te hincharía el vientre y el pecho de vida. Llegaría como pensamiento, como duda, te diría mi nombre, Mar.



El abrazo sin brazos.


Ya compartimos, comunión de tiempos entregados al mismo texto, de intentos de vernos. Noquedamás, ya nos hemos provocado juicios. Bello y feo ahí estoy. Te acompaño, lleno de apoyo, de no estar sólo, nos vemos y te conozco. Somos parte de algo y elijo y muestro entero mi retrato, mi ser danzante en palabras levantado, la esencia envuelta entre las letras que parece que estás leyendo, pero nos estamos hablando desde adentro. Fijate no hay tiempo, así Hoy te quiero.


Un momento. Ahora. Cuando me encuentres en mi ausencia somos amantes.





¿Sentís?