Continuamente en el límite de una roca a 15 metros de altura del agua. Siempre por saltar.Mirás abajo, dudás, reís. Sabemos que vas a saltar. Respiras mientras se levanta la cabeza y se cierra la mirada, el aire es perfecto. Pero pensas porqué todavía no estás en el aire y antes de la sonrisa algo te ofusca. Es el nudo de la impotencia subiendo del pecho a la garganta diluyéndose en bronca. ¿Por qué no estás volando? Lloras como pidiendo entender cuál es la pared que inmoviliza tus pies y te sentás y consolás proclamando la innecesidad de saltar. Hay comodidad pero algo te conmueve con el recuerdo de algo que nunca sucedió. La posibilidad murió.
Un momento y te parás y por el instante... nadie sabe...
Se acabó el miedo, el vértigo, cuando calló la duda. Ni la Decisión llegó a mirar el salto, y vos tan sólo caes sin recuerdo, ni lento, ni suave, ni rápido hasta que la gota llega al agua donde a la sensación ni el útero la iguala.
Y todo sigue siendo silencio y el juego del mutis de todo lo demás
REGALO PARA PINCHESKA
Hace 13 años
2 comentarios:
Dos posibilidades-probabilidades: La auténtica decisión, o el puro instinto. Uno produce fiebre, el otro acidez. La balanza inclinada para un lado o para el otro depende de cada uno...vos elgiste el instinto, ¿valió la pena?
Acá está mi blog, pasate cuando quieras, Mar. Un abrazo.
Manu
Y siempre el miedo es encontrarse con el fondo...
Yo nunca salté.
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